Enseñar no es aplicar una fórmula. Es saber leer a la persona que tenés enfrente. Cada cantante llega con su historia, sus objetivos, sus dudas, su forma de aprender y su propio ritmo. Por eso, una clase efectiva no nace de un solo método, sino de la capacidad de adaptar el enfoque según quien esté del otro lado. Conocer anatomía vocal y fisiología es clave, sí. Pero lo que realmente marca la diferencia es poder traducir ese conocimiento en una estructura clara, con estrategias prácticas y ejercicios diseñados con intención. Una clase funciona cuando deja de ser teórica y se convierte en un espacio donde la práctica enfocada, la pedagogía y la creatividad se alinean. No se trata de mostrar todo lo que sabés. Se trata de observar con precisión, intervenir con propósito y sostener el proceso de manera progresiva, personalizada y flexible. Eso es lo que vamos a trabajar en este encuentro. Una experiencia intensiva, pensada para transformar tu manera de enseñar.